Blog de Pastoral Juvenil de la Diócesis de Teruel y Albarracín, dedicado a dar a conocer todas nuestras actividades y a permitir a los jóvenes participar en este espacio como una forma de compartir nuestra inquietud por seguir a Cristo. Realizamos la mayoría de actividades en nuestra delegación (C/ Yague de Salas nº18 1ºC)

lunes, 8 de abril de 2013

Testimonios de jóvenes que asistieron a la Javierada


EL AMOR DE DIOS, NUNCA SE TERMINA


Madrugamos por una buena causa el sábado 16 de marzo, con muchas ganas de descubrir lo que nos esperaba, pero también con muchas horas de sueño que le debíamos al cuerpo por el esfuerzo nocturno de cada día de esa semana repasando los exámenes finales de segunda evaluación, los mismos, que el año anterior me impidieron ir a la Javierada 2012.

Pronto empezamos la diversión en el bus, una buena parte del fondo del bus, los más enérgicos y “majetes” armando ruido para despejar al personal que se caía de sueño. Al final en las 3 primeras horas de viaje aún se pudo echar una siestecilla para despejar la mente. La cuarta hora del viaje, la dedicamos a ver la película “La misión” que trataba el tema de los primeros jesuitas y en cuyo argumento se hallaba el enfoque de las actividades que se iban a realizar durante la peregrinación. Llegados al punto de inicio de la marcha (destacar que vimos peregrinos a 50 kilómetros de Javier, aunque nosotros hicimos 23, en tres etapas) tuvimos una charla con nuestro obispo “Don Carlos” y con el delegado de pastoral juvenil “Luisete” en la que nos explicaron como vivir la peregrinación de una manera diferente, así que poco tardamos en descubrir que no íbamos solo a caminar... Pues nada, nos bendijo nuestro querido Don Carlos y al lío, que Cristo nos esperaba en el camino dijo... ¡Y no se equivocaba el amigo!

La primera etapa y en mi opinión la más bonita, había que realizarla individualmente, siguiendo los pasos de la guía que nos habían proporcionado... Empezamos con dos salmos y una oración acerca de los caminos, haciendo un guiño al verdadero camino, el que recorremos en nuestras vidas hasta llegar a Cristo. Después trabajamos un dialogo de la película, que, desarrollado posteriormente con textos, nos hacía tomar conciencia de que somos pecadores, de que significa el remordimiento, de la realidad del pecado, del arrepentimiento, del perdón de la vida... Una fase muy intensa, reflexiva y profunda que te hacía ver cosas que el ajetreo del día a día no te dejan pensar, esta fase a mi personalmente, me machacó haciéndome dar cuenta, de nuestra poca humildad, de los pequeños pecados que convertimos en costumbres diarias, de lo poco que damos gracias, de lo mucho que deberíamos pedir perdón al “amigo” que nos cuida desde arriba. Además como experiencia personal destacaré lo que me llevo de esta Javierada por encima de todo; Durante mi camino, coincidiendo con mi lectura de un texto del amor de Dios, alcé la cabeza y vi el signo que marcó mi Javierada, yo, en ese momento, me encontré a al amor de Jesús plasmado en una pareja de los cuarenta años para arriba ambos, que iban haciendo el camino, cogidos de la mano. En sus manos, relucían sus anillos de compromiso y de sus manos también, brotaba una ternura indescriptible, un amor que no vemos a diario parejas tan adultas, y que me recordó, que el amor de Dios nunca se termina, que nunca es tarde para tenderle la mano a un hermano y recorrer el camino (o parte) de la vida con el, compartiendo alegrías, penas, consejos... En definitiva haciendo el camino más llevadero. Terminada esta bonita etapa, llegamos a un puesto de avituallamiento en el que recuperamos fuerzas gracias a unos voluntarios super-agradecidos.
Jóvenes turolenses en la Vigilia (Javierada 2013)

La segunda etapa, que se hacía por parejas, la hice con un compañero de viaje llamado Jorge, al que no conocía hasta entonces, pero con el que hice buenas migas. Esta fase, consistía en conocer y hablar con gente de grupo, para acercarnos a ellos. Pero dado que ya los conocíamos a todos, estuvimos con un grupo de 6 personas de un pueblo de Navarra, con los que compartimos dialogo durante un rato. Más tarde, estuve con Blanca, una gran persona de nuestra pastoral con quién compartí un agradable rato de debate teológico.

Entre la segunda y la tercera etapa, saludamos a nuestros vecinos de la pastoral juvenil de Zaragoza.

La tercera etapa era grupal y la hice con gente de mi grupo (el Paco&Isa Team), como Natalia o Cristina y a parte con los delegados de nuestra pastoral juvenil y con Javito. Hablamos con Pilara, la subdelegada de pastoral, enfermera y guitarrista oficial de todos los actos (si, le damos faena a la pobre), de su grupo de catequesis, del nuevo papa Francisco I... Hasta que llegaron las cuestas fuertes y para seguir adelante (la enfermera, como no, que tiene un remedio a todo) propuso que rezáramos un rosario, que oye, nos vino de lujo, yo creo que acabamos con más fuerzas de las que habíamos empezado. Al poco ya llegamos a Javier y fuimos al albergue, viendo primero por fuera, el maravilloso castillo del siglo X (Aunque la basílica es del XIX) y sobre todo... ¡El ambientazo que había! Cuando en el día a día te sientes solo en la fe, que bueno es recordar momentos como esos donde estas rodeados de jóvenes que saben quién es ese tal Dios que nos cuida desde lo alto.

Ya un poco más calmados, deshicimos el equipaje, nos comimos nuestro bocadillo (bien merecido por el esfuerzo), jugamos una pachanga de fútbol, nos duchamos, descansamos un poco en la habitación del albergue...

Ya cerca de la hora de cenar hicimos unas dinámicas y juegos en las que nos divertimos mucho, y además, nos ayudo a conocernos mejor entre nosotros.

A parte durante toda la Javierada se insistió mucho a los jóvenes peregrinos de nuestra diócesis en confesarse. Yo fue este momento del día el que usé para dicho acto y fue uno de los más agradables. Para mi, la confesión fue una liberación tal que se quedaría en nada comparada con la sensación que tenemos los estudiantes al terminar el ultimo examen del curso, es genial. En realidad, conforme me confesaba, me entraban ganas de estar más rato en el dialogo con el sacerdote, que al final, es el dialogo con Dios. Tanto Agustín como Don Carlos, que fueron nuestros confesores, son unos tios de 10 y te inspiran muchísima confianza a la hora de confesarles tus faltas, defectos o pecados, puedes hablar con total confianza.

Después de esto tuvimos la cena, que estaba riquísima (los cocineros del albergue eran unos artistas).

Para finalizar el día hicimos una vigilia de oración muy relajada con cantos de Taizé en muchos idiomas que nos enseñó Luisete. Acto seguido nos fuimos a dormir.

El domingo nos despertamos sin madrugar mucho y antes de desayunar fuimos a la bonita capilla del albergue donde íbamos a hacer unas oraciones, pero también estaban unos chicos de una parroquia de Vallecas y entonces el Obispo decidió que nos uniéramos a ellos para rezar laúdes. Como experiencia estuvo bien porque era la primera vez que hacíamos algo en común con hicos de otro sitio y me gustó mucho compartir este rato con gente que piensa igual que nosotros, solo que a unos cuantos kilómetros de Teruel.

Más tarde, desayunamos y tras recogernos un poco el equipaje, nos organizamos en grupos de 4 (1 animador y 3 jóvenes) para hacer las dinámicas que estaban preparadas. Empezamos haciendo una reflexión tranquila acerca de esta dinámica que trataba de la evangelización en general y de la manera Jesuita de evangelizar en particular. Después de dicha reflexión cada grupo individualmente iba pasando por diferentes puntos, el mío fue a la pila bautismal donde bautizaron a San Francisco Javier y dimos gracias personalmente e individualmente cada uno, a nuestros padres y nuestros padrinos por haberse comprometido a educarnos en el tesoro más preciado de todos; la Fe. Seguimos la dinámica visitando un museo donde se explicaba la orden Jesuita, desde como organizan sus comunidades, hasta su evolución histórica, pasando por como organizan su día a día, la arquitectura, la cultura, el sistema económico o que aportan a las sociedades en las que están presentes. A raíz de la experiencia Jesuita se nos hacían una serie de preguntas como si tenemos las cualidades de un buen jesuita, hasta donde estamos dispuestos a llegar para evangelizar, que cosas cambiaríamos o que cosas están bien o mal de nuestra fe, en que círculos de amistad hablamos de Jesús con el objetivo de evangelizar, quien es Jesús para nosotros, cómo nos comportamos con otros jóvenes... A parte nos ayudamos de testimonios personales nuestros de cómo la fe llego a nuestra vida, que cambió, quien nos acercó a ella...

A la salida del museo nos hicimos una foto con una estatua del gran Juan Pablo II que había a los pies del castillo.

Terminadas las dinámicas, visitamos parte del castillo por dentro y acabamos en una capilla muy pequeña y bonita donde disfrutamos de la que para mi fue, la mejor celebración eucarística de la Javierada, porque, no estábamos con 30.000 jóvenes, ni con un cardenal (Rouco Varela), ni con muchísimos curas, como el día anterior... Pero estábamos en un lugar espectacular, donde todos los jóvenes de Teruel estábamos apretados, dando la sensación de la gran familia que somos.

Finalizada la bonita misa dominical, disfrutamos de un rato de tiempo libre, y acto seguido comimos todos juntos.

Y aquí llegó el único momento triste en mi Javierada, cuando nos subimos al bus y empezamos a dejar atrás el castillo, el paisaje, y con el tantas experiencias vividas en tan poco tiempo, tantos amigos... En el bus aún tuvimos tiempo de cantar alguna canción, pasar primero por Zaragoza para dejar a nuestros seminaristas (que por cierto, ¡Que grandes, que grandes! Unos tíos enrolladísimos que tenemos la suerte de tener en nuestra diócesis), contar en el bus a todos lo mejor de nuestra Javierada a nivel personal y que nos llevábamos a Teruel. Finalmente llegamos a Teruel y nos despedimos de todos los compañeros y animadores que habían compartido conmigo, uno de los mejores fines de semana de mi vida. Solo me queda animar a más y más jóvenes a disfrutar de este tipo de actividades, que de verdad merece la pena...

¡Gracias a todos los que hicieron posible esta Javierada 2013, a los que participaron en el pasado, a los que participarán en el futuro y a los que no pudieron venir. Gracias de corazón!
                                                                                                                 
                                                                                                              DIEGO LORAS GIMENO




Para mí, era la primera vez que asistía a la Javierada, estaba nerviosa, pero tenía muchas ganas de ir. El sábado, por la mañana, empezó todo, nos tocó madrugar y ya, en el autobús, empezamos el camino. Tras unas cuantas horas, llegamos a nuestro destino, donde cogimos nuestras mochilas y recibimos la bendición de nuestro obispo don Carlos Escribano. A continuación, empezamos a caminar. Durante el camino, realizamos varias dinámicas, a través de las cuales pudimos conocernos mejor a nosotros mismos y a la gente que nos acompañaba, a lo que nos dimos cuenta, habíamos llegado a Javier.

Caminando hacia Javier
A las 5 de la tarde, tuvo lugar la eucaristía presidida por Rouco Varela, y en la que había un montón de jóvenes a pesar de la lluvia que caía. Más tarde, tuvo lugar otra de las dinámicas que estaba orientada a conocer a aquellas personas que por primera vez se reunían con nosotros. Después de cenar disfrutamos de una vigilia muy familiar.


A la mañana siguiente, tuvimos la oportunidad de rezar las laudes junto a un grupo de Madrid y luego tuvimos otra dinámica que para mí fue la más especial, en la que junto a mis compañeros, pudimos compartir muchos testimonios. Pero lo que si tengo como un gran recuerdo fue la eucaristía que tuvo lugar en la capilla del castillo de Javier, pequeña pero muy acogedora y en la que algunos jóvenes tuvimos la oportunidad de participar.

En definitiva, para mí fue un fin de semana muy especial y muy enriquecedor, en el que me di cuenta de que, aunque a veces los jóvenes nos sentimos un poco solos en el tema de la fe, en realidad, somos muchos y estamos acompañados de personas más mayores que nos ayudan y nos animan para que sigamos así.

Al año que viene, yo vuelvo, ¿quién se anima?.
                                                                                                        CRISTINA GIL SEBASTIÁN