El pasado 15 y 16 de Marzo y bajo el lema Para mí, la vida es Cristo; los jóvenes de Pastoral Juvenil de Teruel viajamos, otro año más, a Navarra para peregrinar hasta el castillo de Javier. Allí vivió el jesuita San Francisco Javier antes de su conversión y de su in inicio como evangelizador del mensaje de Jesús.
La peregrinación la comenzamos en Izco la mañana del sábado, en la cual participamos 64 jóvenes turolenses con nuestro Obispo D. Carlos a la cabeza. Lo hicimos junto a unas 30.000 personas que nos íbamos encontrando por el camino, todas ellas procedentes de diferentes lugares de España. Durante la caminata, tuvimos tanto tiempo de recogida personal como de charla con los demás. Para el momento de reflexión individual en soledad se nos fue facilitado por los monitores del grupo una pequeña guía que nos ayudó a identificar nuestras metas y obstáculos; y la manera para lograrlas y superarlos.
Una vez en Javier, asistimos a una multitudinaria misa presidida por el Obispo de Pamplona Francisco Pérez González. Éste nos comunicó los saludos y la fuerza que el Papa Francisco había transmitido a todos los obispos españoles en el encuentro que tuvo con ellos lugar días atrás en el Vaticano.
Por la noche, celebramos una bonita vigilia en una de las capillas del edificio en el que nos instalamos (junto al castillo). Se desarrolló en torno al lema Mí vida es Cristo. Fue un tiempo de recogimiento, en el que comenzamos pensando en nuestra vida, a continuación reflexionamos en torno al verbo ser, soy, es; y finalizamos tratando el lema de esta Javierada.
Al día siguiente, nos trasladamos hasta Leyre para visitar el Monasterio Benedictino de la Oliva. Allí trabajamos en grupos en torno a las estancias que forman el claustro, con el fin de adentrar hacia nuestras propias estancias interiores. Tras los ejercicios, tuvimos la oportunidad de compartir la celebración de la Eucaristía con nuestros hermanos Benedictinos, en una hermosa iglesia Gótica.
Fue una experiencia increíble, como todas las demás, pero a su vez única. Encuentros de este tipo son los que nos enriquecen como cristianos, y cada vez de una manera diferente.Una oportunidad de encuentro con miles de jóvenes cristianos iguales que nosotros, lo que que te da la fuerza y el impulso necesario para mantenernos firmes en la Fe día tras día.
¿Una conclusión evidente que se puede sacar de este gran viaje? Que hay algo, sí algo, algo tan fuerte capaz de unir a las miles de personas que acudimos a la misa del sábado, que caminamos hasta Javier; y, que en definitiva, son una milésima parte de la inmensa cifra de cristianos que conformamos la Iglesia, una Iglesia viva y activa.
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